CRÍTICA CRÓNICA CONCIERTO THE PAINS OF BEING PURE AT HEART EN MADRID, 18 DE NOVIEMBRE

Descubrir que un poema que considerabas escrito por Góngora, realmente ha sido escrito por un chaval de extrarradio de 15 años es un golpe difícil de encajar. Todo depende del cristal con que lo quieras observar: lo puedes adjetivar como algo fresco o lo puedes tratar como una tremenda decepción.

Algo parecido sucedió anoche tras el concierto de los neoyorquinos The Pains of being pure at heart (en adelante, The Pains) en el Circo Price de Madrid. Su homónimo álbum resultará sin lugar a dudas el caballero armado vencedor que consiga batir todas las listas al mejor disco del año y probablemente se recuerde en los libros de Historia como uno de los álbums debut más prometedores.

No voy a repetir aquí mi opinión, más que radiada, sobre lo poético que me parece el disco y el mimo con el que suena cada nota. Escuchando el disco todo me parece tan real que no he parado de recomendarlo allá por donde he podido. Pero hoy vengo a hablar aquí del concierto.

Mis expectativas eran grandes, grandísimas, enormes. Tengo especial apego por el grupo, qué le vamos a hacer, ha sido mi grupo flechazo del 2009. He sentido su música cercana, por eso ayer odiaba al público de modernas gafapasta que con frialdad droide (parafraseando a Jane Doe) recibía al grupo. ¿Cómo es posible que nadie diera brincos ni siquiera contorneara el cuello con la interpretación de temas como Young adult friction o Come Saturday?

Las modernas siempre van de modernas y lo moderno ayer era machacar y criticar al grupo del que todo el Mundo lleva hablando lindeces durante meses. La sentencia estaba dada antes del juicio, hicieran lo que hicieran The Pains ayer, los modernos no iban a perdonar y las modernas tenían ganas de derrotar a los últimos reyes, a pesar de que si bien el concierto no fue la hostia en verso, tampoco se merecían estos jóvenes esa tibia acogida por parte del público.

Donde reside la virtud del grupo, reside su desgracia. No nos llevemos a engaño, The Pains no son más que un grupo de hábiles jóvenes, que han sabido tocar la diana con mucho mérito. Y eso es lo que ayer se subió al escenario del Circo Price, un grupo de jóvenes que nos enseñaban sin pretensiones una decena de buenas canciones. No demostraron ser animales escénicos, no demostraron ser virtuosos instrumentistas ni grandes vocalistas, pero supieron subirse con la misma alegría con la que supongo componen las letras y actuar con la misma inmediatez que caracteriza su álbum.

Lo más importante del concierto de anoche es que The Pains demostraron no ser flor de un día. Las nuevas canciones, de las que más de cuatro fueron desveladas, mantienen una línea continuista con unas melodías que parecen cobrar mayor relevancia.

Por lo demás… Kip el cantante, simpático en plan superlativo y que Peggy tras el teclado demuestra ser el alma del grupo.

 A la salida por quince pavos me hice con el vinilo para recordar una y otra vez en el tocadiscos del salón de mi casa que todavía hay grupos de música que son sólo eso, grupos de música. Y eso no es malo.

Rating: 7/10

8 respuestas

  1. bien defendidos! si señor! las cosas bien dichas bien dichas estan…

    Pero yo no creo que los replicantes de gafas de pasta (con 5 dioptridas y bien merecidas en mi caso!) fuesemos con el hacha desenfundada…

    Yo esperaba que iban a molar… esperaba mucho mas… me habian dicho que fueron lo mejor del PS. Asi que…
    su sonido adolescente me defraudo, los gallos del cantante, la poca potencia de las guitarras, el enmascaramiento de los fallos con mucha rever, los continuos desplomes del sonido compacto, que no les hacian parecer una banda si no 5 personas que tocaban a la vez, sus canciones son buenas, divertidas y frescas… pero en el disco hay sobre produccion » a pincho»!!!

    de la china, Yummy, como yo la llamo ni hablo, porque es todo pelo y es adoptada…

    Yo, pienso que cuando sean mayores quiza lo hagan bien…
    sus canciones, repito son buenas, pero tambien tienen un buen sonido de estudio y en directo son «mucha pose y pocas nueces». Yo, me aburri! y el sonido.. no era bueno…

    Atlas Sound, del que nadie parece hablar, tuvo 3 momentos perfectos! armoniosos y gloriosos… Me encantó!

    por él mereció la pena…
    los pains… deben tomarse todavia un par de petit siouxies!

    me gusta tu critica! eso si! hace que pareciera un buen concierto!

  2. por cierto, el bateria, a parte de estar buenisimo! es bastante bueno! eso si me gusto mucho! ritmo-ringo, un clasico!

  3. Si es q las modernas son mu sosas ¡¡¡¡¡Q le vamos a hacer!!!! Por eso yo no tengo ni una q sea amiga.

  4. y a las putas modernas nos retrasamos! jajajjajaa!

  5. […] Pero no todo lo bueno que resultó de anoche en el remodelado Circo Price de Embajadores fue gracias a la destreza y el virtuosismo in-crescendo (les queda camino por recorrer) de unos Vampire Weekend a punto de despegar (habrá que estar atentos a su trayectoria en los próximos años). Gran parte del éxito nos lo deben a nosotros. Sin falsas modestias, nos lo deben porque resultamos un público ganado y vencido desde el minuto cero. Me atrevería a decir que nada más comprar la entrada (que agotaron). Esa bajada de defensas del gran público de Madrid se sintió y se vivió cuando los Vampire Weekend, en el minuto menos uno, pusieron los pies en polvorosa para entrar al escenario. Desde el segundo cero, la gente gritaba, se exaltaba, se tocaba y se hablaba. Delante de mí había un mozalbete la mar de simpático que ojalá hubiera estado presente el día en que en ese mismo escenario los gafapastas madrileños se unieron para enfriar el concierto de los también compatriotas neoyorquinos THE PAINS OF BEING PURE AT HEART, pero eso es otra canción que ya cantamos en su día. […]

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